A veces, dos almas se encuentran como lo hacen las estrellas más antiguas del firmamento. Casi sin saber cómo, entramos en un mismo campo gravitacional donde casi todo encaja. Hablamos de esa seducción mental que va más allá de la física, porque atrapa y encandila, ahí donde dos almas se acarician y navegan con el mismo rumbo.
A la hora de hablar de la atracción hemos de tener en cuenta que gran parte de esos mecanismos se rigen por procesos inconscientes. El físico es nuestra carta de presentación y un gran reclamo, lo sabemos; sin embargo, este reclamo no es siempre el señuelo perfecto ni el más infalible. La biología, la química y nuestras necesidades psicoemocionales dan forma a ese campo gravitacional donde acercarnos hacia unos perfiles determinados, con los que a veces, casi sin saber cómo, surge la magia y un proyecto vital.
No hablo en absoluto de "almas gemelas", sino de personalidades que conectan, que están en perfecta sintonía y que son capaces de crear un vínculo fuerte y enriquecedor. Un tema interesante y con muchos matices.
La atracción mental no busca almas gemelas, busca compañeros de viaje. Irónicamente, más de la mitad de las personas creen que las almas gemelas existen. Es decir, que las personas estamos destinadas entre nosotros y que ese tipo de atracción transciende a lo que, a simple vista, es comprensible.
Dentro de la visión del concepto de las almas gemelas, el aspecto de la atracción mental es sin duda un pilar básico. No obstante, este tipo de atracción va más allá de los simples procesos mentales asociados a la conjunción en cuanto a valores, necesidades y afectos para llegar a un campo más bien espiritual.
Amar no es sólo querer, es sobre todo comprender. Queda claro que para una visión científica este enfoque no es válido. No lo es porque hay quien deja en manos del destino aspectos que deben estar bajo nuestro control; porque la auténtica atracción mental no entiende de magia ni de destinos, sino de la conjunción de dos personalidades maduras que, más allá de un amor eterno, lo que buscan es una relación presente, un compañero de viaje por el cuál luchar cada día.
Yo soy de esas personas que creen en las relaciones afectivas como parte de mi propio crecimiento personal y emocional. En este caso, el destino tiene poca o ninguna importancia. Nadie está predestinado a nadie, somos nosotros quienes lo creamos invirtiendo tiempo, voluntad y esfuerzo cuando encontramos a ese compañero de viaje.
La atracción mental responde, en este caso, a una concordancia en cuanto a intereses, pasiones, valores y la facilidad con la que negociamos, con la que nos entendemos para llegar a acuerdos sin esperar a que la otra persona "adivine" qué nos ocurre. Entenderlo de otro modo nos podría llevar a una profunda frustración.