martes, 3 de febrero de 2015

QUE LLUEVA, QUE LLUEVA...

Que llueva, que llueva... ¿Quién dice que la lluvia es un engorro? Es la forma de lavar el mundo, de limpiar todo. ¿Quién dice que la lluvia es deprimente? Es una ayuda extra para limpiar nuestros errores, nuestras conciencias, nuestros corazones. ¿Quién se queja por tener que quedarse en casa? Es la mejor oportunidad de pasar tiempo con la familia y los amigos, esas personas tan importantes que dejamos de lado en un irrefrenable torbellino por convertirnos en algo mejor que el vecino. Por todo esto, y por muchísimas más cosas yo canto: que llueva, que llueva...y si tiene que ser que nieve, que nieve también me vale porque la nieve tiene un efecto calmante sobre el alma y el espíritu como nada más en este mundo tiene. ¿Por qué no dejamos de quejarnos y aprovechamos para hacer todas esas cosas que no hacemos en nuestra ajetreada vida? La verdad es que el calorcito de la cafetería, el ronroneo de la máquina de café y las gotas golpeteando los cristales me han inducido a un estado filosófico del que debería empezar a salir. Las clases me llaman, y yo remoloneo a la hora de abandonar mi pequeña burbuja en la que todo es cálido y agradable, en donde los malos pensamientos y las malas sensaciones no tienen permitida la entrada. Que llueva, que llueva…yo me voy a clase. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario