domingo, 23 de febrero de 2014
CORAZÓN REBELDE
De repente despierto, sin saber qué
pasa, sin saber por qué la soledad me persigue y por que la pena está presente
en vez de la felicidad y es cuando me doy cuenta de que he soñado con el
fantasma del pasado, que me he alejado del presente y de la realidad por un
instante. Cuando todo parecía marchar bien, cuando los dolores parecían
olvidados, es cuando sale lo que no salió en su momento, el dolor más inmenso,
acumulado ya desde hace varios meses, ha salido para destrozar mi presente. Aparentaba
estar bien, fingía que nada sucedió, prefería no hablar del tema, porque sabía
que me haría daño, pero he vuelto a escuchar aquellas canciones, que me han
transportado y que me hicieron revivir los momentos destrozándome por dentro , acabando con todas las piezas en que tú
dejaste fragmentada mi alma. Me di cuenta de que el corazón aún no puede
superar nuestro amor desbocado y alocado, y que no está dispuesto a borrarte de
mi corazón. Me cuesta pronunciar tu nombre, sólo escucharlo me abre heridas que
están cicatrizando, y prefiero dejar que el tiempo cure todo y no hacer algo
que impida esto. Al igual que mi corazón, mi cabeza lucha, se niega a aceptar
que todo se acabó; están en una especie de batalla encarnizada esperando que
cambien las cosas. Parece que se acostumbraron a vivir con la idea de tenerte a
mi lado y no pueden creer que ya no sea así. Al principio mi mente y mi corazón
me desbordaban en una lucha encarnizada en la que ambos querían ganar, ambos
querían tener razón. Llegue a pensar que no lo soportaría, que en cualquier
momento mi corazón se negaría a seguir latiendo y que mi mente entendería su
decisión; simplemente no podía vivir, ni dormir, ni comer, sin pensar en la persona
que me hizo daño y sin preguntarme todos los días qué había pasado, cómo cambió
todo y aunque siempre llegaba a la misma respuesta, parece que no se
contentaban con aquella contestación de siempre. Por eso, día tras día fue lo
mismo, tortura por la noche y tortura por el día. Sin embargo, aun tengo la
pequeña esperanza de que aún pienses en mí, probablemente por el mero hecho de
que yo no paro de pensar en ti. Nunca esperé enamorarme de ti, disfruté cada
caricia tuya al máximo, pero no fue suficiente. Tal vez esperaba más de lo que
tú lo hacías y por eso decidí despedirme para siempre y olvidarme de la idea
absurda de tenerte de nuevo, porque sé que es muy ficticio y que simplemente no
me mereces. Con mucha pena, digo no a todo lo que me ofrezca tu pensamiento y
creo que tratar de convencer a las partes más tercas de mi cuerpo será
infinitamente más difícil que olvidarte, espero tener éxito y dentro de lo
posible olvidarte y que, sin darme cuenta, aparezca otra persona que ocupe tu
lugar.
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