La expresión “tirar la toalla” se refiere al hecho de abandonar un objetivo
después de intentar alcanzarlo sin éxito. Estás cansado de esforzarte tanto y
haces como el boxeador en el ring cuando está extenuado y sabe a ciencia cierta
que no ganará el combate: tiras la toalla.
A veces, tirar la toalla puede ser una decisión que acaree consecuencias
positivas. Dejar de desgastarse es una buena opción en algunos casos, pero
¿cómo saber cuál es el momento de rendirse? Aquí os dejo tres ocasiones en las
que tirar la toalla será la mejor opción.
Cuando hay oportunidades o
alternativas mejores.
Si las alternativas son peores o inexistentes, merece la pena seguir
luchando. No tendría mucho sentido tirar la toalla por nada, ¿verdad?
Cuando estás perdiendo algo de
muchísimo valor que difícilmente vas a recuperar.
No se trata sólo de dinero. Es igual o incluso más importante la salud y
las relaciones con los seres queridos.
Cuanto te sientes
tremendamente infeliz.
Si te sientes deprimido, triste, decaído, sin fuerzas y sin ganas de nada
con frecuencia y fantaseas continuamente con algo distinto, es el momento de
tirar la toalla y luchar por lo que en realidad deseas.
Ciertamente, no compensa obsesionarse con un objetivo concreto cuando
pueden estar pasando de largo oportunidades que sí merece la pena aprovechar o,
por lo menos, pararse a considerar.
Tirar la toalla no es algo sólo propio de los pesimistas, sino de los que
buscan algo mejor en su vida. En palabras del propio Napoleón, “Una retirada a tiempo es una victoria”.
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