Mi venganza es peligrosa. Sí. Todo lo peligroso que puede ser algo que ha sido organizado con una de las mentes más brillantes que te puedas encontrar. Y no será nada agresivo, ni por la vía de la fuerza física, ni venganzas peliculeras de esas. Sacaré todo mi arsenal de habilidades mentales, comunicativas e intelectuales. Que se prepare quien sea para sufrir el escarnio público cuando le ataque con palabras. No serán impulsivas ni de esas fáciles, eso es simple. Será tal punzada por la vía dialéctica que no hará falta pinchar mucho. Directo al corazón. Porque eso sí, iré directamente a la yugular emocional. Pienso en mis venganzas conociendo muy bien a mi adversario. No en vano tengo un sobresaliente en estudiar las conductas psicológicas, y eso que lo hago por diversión. Si además me lo tomo en serio... ¡ya puede tener bien escondidos sus puntos débiles el enemigo porque voy a ir a por ellos!
También para mí la venganza será rápida. Lo primero por mi propia naturaleza impulsiva, pero sobre todo, porque si he decidido vengarme, no quiero que si pasa el tiempo pueda perder las ganas de hacerlo. Que quede claro entonces: si me has hecho algo malo, espera mi respuesta-venganza en breve. Si no llega pronto, es difícil que con el tiempo vaya a cobrarme nada. Pero no imposible.
Otra cosa. Que las víctimas de mis venganzas se preparen para no verlas venir nunca. Es ahí donde aparece otra muestra de mi inteligencia, así como mi carácter dual, gemelar y versátil. Soy capaz de ponerte mi cara de mejor amigo del mundo, y por dentro estar dándole vueltas a una venganza dentro de una olla de las usadas por los caníbales. ¡Te vas a cagar!
También es cierto que pienso más que actúo. Es decir, mi mente puede imaginar mil venganzas, y todas buenas, pero de ahí a que las lleve a cabo no es tan fácil. No voy por la vida de ofendida, ni es fácil ofenderme, claro. ¡Por ahí se salvan muchos de mi venganza!
Pero cuando de verdad sufro por culpa de alguien, planearé y ejecutaré mi venganza sin que nade me quite la idea. Y lo haré sin precipitarme. Y con la edad he ido perfeccionando mi habilidad, recogiendo muchas ideas en mis idas y venidas por todos sitios y con todo tipo de gente. Y las voy archivando en mi memoria, para cuando hagan falta.
Si eres alguien que me ha hecho algo grave, no te relajes. Te voy a pedir cuentas, más pronto que tarde. Hasta saber que has pagado de alguna manera, no deberías dormir tranquilo. ¡Haberlo pensado antes! Reza porque no lo vea muy grave o porque tenga cosas mejores que hacer (que será lo normal). Igual mi venganza será la de pasar de ti y de lo que me has hecho. ¡No hay mayor desprecio que la falta de aprecio! Toma venganza.
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