domingo, 19 de junio de 2016

Para olvidar hay que recordar

Existen muchos episodios de nuestro pasado que pretendemos olvidar, sin embargo, para cerrar ese dolor es preciso recordar; no tanto para dejar en el olvido lo ocurrido sino más bien para integrarlo en nuestra vida actual, con el enriquecimiento que ellos supone. 
Todo proceso por el que pasamos a través de nuestra experiencia vital implica cambios, y supone tener que hacer muchos duelos de todo tipo. Los cambios implican pérdidas y con ello despedidas, dolor y renuncias. Parece, incluso natural, pretender evitarlo y no introducirlo en nuestra historia, aunque esto supone un esfuerzo que nos ahoga en el sufrimiento ya que con esta actitud emprendemos una lucha perdida de antemano. 
Puesto que los duelos forman parte de nuestras vidas, tiene un sentido importante para nuestro propio desarrollo personal. Ya que los duelos no sólo nos ayudan a ir cambiando e ir aceptando lo inevitable, sino que además nos preparan para incorporar nuevas experiencias con gran valor y significado.
PERDONAR MÁS QUE OLVIDAR
En el perdón descansa toda nuestra incesable lucha llena de rencores, culpas y reproches. Cuando el perdón llega, la aceptación para cerrar el duelo está en curso. Esto es común en los amores frustrados, se pretende olvidar antes de perdonar y así es como mantenemos el dolor que nos envenena. 
Perdonar requiere de aceptación para obtener los aprendizajes necesarios e incorporarlos a nuestro desarrollo personal. Es un proceso que nos lleva hacia la paz y tranquilidad que supone estar con la conciencia tranquila. El camino del perdón es equiparable al del amor, puesto que se vale de este sentimiento para manifestarse. 
APRENDER A DESPEDIRSE
Seguro que habéis pensado en más de una ocasión la famosa frase que empleamos "El tiempo lo cura todo", esto es un error ya que el tiempo de por sí no cura nada, es lo que hacemos nosotros en ese tiempo lo que nos ayuda a madurar, a aprender y crecer interiormente para resolver nuestros conflictos y dificultades. 
Decir adiós es una constante inevitable en nuestras vidas, pasamos por muchas despedidas importantes, tanto de personas (rupturas con parejas, alejamiento de amistades y familiares, muertes, etc.) como de circunstancias (trabajos, salud y diagnóstico de alguna enfermedad, expectativas que no se cumplen, finalizar etapas, etc).
En cada uno de los periodos por los que pasamos dejamos atrás asuntos irrecuperables. Permitimos el cambio para poder ir avanzando y así es como aprendemos a despedirnos, sabiendo que toda interacción significativa ha dejado huella en quienes somos actualmente. 
En el momento de duelo, sobre todo si es el de una pareja, es conveniente no tener a la vista todo lo que nos recuerda a esa persona; para que así se pueda ir superando sin tanta dificultad. Una vez superado el duelo, podemos darnos cuenta ya que los recuerdos de esa persona ya no nos afectan, ni remueven nuestras emociones. 
VIVIR EL PRESENTE SIN OLVIDAR EL PASADO
Una de las principales claves de nuestro bienestar consiste en cómo nos situamos ante el presente. El pasado ya no se puede cambiar, ni podemos controlarlo ni modificarlo, lo único que podemos controlar es nuestra actitud de cómo afrontar nuestro pasado en el presente. 
Por eso realmente nuestro trabajo personal no está en olvidar nuestro pasado, ni a las personas que nos importaban, sino más bien el poder integrar todas esas experiencias en nuestro presente, a modo de experiencia y aprendizaje. 
Poder tener en cuenta lo que hemos sido y lo que hemos vivido, tanto lo agradable como lo desagradable, nos hace saber mejor lo que queremos en la actualidad. Nuestra visión se vuelve más lúcida y sabia al integrar el conjunto de nuestras experiencias. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario